martes, 7 de julio de 2015

EL FRIO DESIERTO, LA MOMIA Y GARGANTA DEL TODRA


Dejamos Meski para dirigirnos al desierto pero en una parte del camino Tomás se desvía sin previo aviso y nos muestra un curioso capricho de la naturaleza, un geiser entubado que lanza agua al cielo sin parar durante 365 días con una presión increíble que permite ver los colores del arco iris en la manta de neblina que crea el agua en su recorrido.




Tras dejar la bonita zona del camping de Meski nos dirigimos hacia el desierto de Merzouga¡¡¡ Llegamos con la puesta de Sol, justo en la "hora azul", atravesando las calles de tierra del poblado, de donde algunos lugareños empiezan a curiosear desde sus portales y algún bereber con turbante, a lomos de su mobiletta, empezaba a seguirnos como podía para ver donde parábamos o acampábamos para desplegar su mantel y exponernos sus fósiles por unos pocos Dirhams. Tras algún atranque en la arena por valientes..., montamos las tiendas y asábamos ese pollo que hace dos horas descansaba en su jaula en algún pueblo de nuestra ruta. Mi primer amanecer en el desierto, impresionante aunque algo nublado y el frío no nos dejaba dejar de temblar. Gracias a los estabilizadores¡¡¡ Fue una experiencia ver como va saliendo el Sol y cambian las sombras y luces en la arena de las dunas.




Otra de las maravillas fue la antigua fortaleza portuguesa donde se firmaron escenas de la peli de la Momia, a unos pocos kilómetros de Rissani. Tremendas vistas y airazo. Las vistas desde arriba hacen sentirnos empequeñecidos y alucinados de su inmensidad.



De camino a la Garganta del Todra el camino empieza a verdosear con palmerales y encontramos poblados de película, aunque la vida en ellos es mucho más dura y escasa.



Este enclave se encuentra en Tinerhir, una pequeña ciudad muy cerca del Atlas. Impresionantes paredes de piedra se levantan impresionantes con un riachuelo y algunos pequeños hoteles a un lado. Nosotros íbamos al Yasmina pero una enorme roca lo había partido por la mitad. Nos hospedamos un otro más modesto pero por fin con agua caliente y una cena estupenda donde sonaba una música buenísima que puso banda sonora a uno de esos momentos especiales mientra cenábamos. El grupo se llamaba Tinarewen, podeis escucharlo en Youtube.



La crudeza de la vida nómada se refleja en los rostros de estas simpáticas y curiosas chicas bereber, pastoreando con un hermano, o eso creo, en medio de la nada.



Y el día siguiente atravesando el Atlas encontramos estas escenas que no necesitan descripción. Nieve hasta las rodillas en este bosque de cedros.




1 comentario:

  1. ¡Genial Antonio! has clavado las sensaciones y el espíritu del viaje. Gracias una vez más.
    Saludos. Tomás

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