jueves, 9 de octubre de 2014

KILLARNEY - CAHIR - GLENDALOUGH - CASCADA POWERSCOURT

Desde las dos primeras noches en Dublín este era el siguiente hostel donde pasaríamos dos noches seguidas que nos permitieran relajarnos un poco. Gran parte del día estaba lloviendo y quizás por eso y por la muy buena costumbre irlandesa había muchísima gente que estaba en los bares por la tarde bebiendo cerveza y escuchando música en directo, y eso hicimos nosotros, bebernos una Carlsberg en un bar repleto de gente y con una música buenísima, tanto que todo el que pasaba por la puerta quería entrar a mirar. Killarney nos pareció una ciudad muy bonita, cuidada y limpia, más que todas las que habíamos visto hasta ahora. Había mucho turista ya que esta ciudad se encuentra junto a un parque nacional con su mismo nombre y el lago Leane, y estos son atractivos que atrae tanta gente.

 

Uno de los días lo dedicamos a la península del Dingle, pasando por la población con este mismo nombre y yendo sin rumbo fijado por un día a ver lo que nos íbamos encontrando. Fuimos encontrando playas enormes sin apenas gente disfrutando del baño, ni en agosto apetece bañarse aquí. La verdad es que nos habíamos hecho unas expectativas elevadas de esta zona y no se cumplieron demasiado así que volvimos a Killarney y por el camino paramos a dar de comer a unas vacas que vimos, y aunque son muy miedosas y huían al menor movimiento nos fuimos ganando su confianza y nos dejaron tocarlas y fotografiarnos con ellas.

Nuevo día, miramos el mapa y decidimos salir en dirección al castillo de Cahir. Este fue el único al que entramos ya que los demás nos habían parecido demasiado destrozados y con éste nos llevamos la experiencia de haber pisado una fortaleza irlandesa.  No es excesivamente grande pero es bonito, junto al río. El pueblo no tiene nada interesante por lo que seguimos hacia la vecina localidad de Cashel y entre que llovía y que vimos andamios de obra en en las ruinas del castillo de este pueblo decidimos seguir hacia nuestro último hostel del viaje en el Parque Nacional de Glendalough.

Ya teníamos una idea buena de como eran las ciudades irlandesas por lo que descartamos pasar por Cork y nos dirigimos hacia Glendalough directamente. Por la carretera de montaña que atraviesa el parque nacional hasta llegar al poblado se pueden ver grandes extensiones de los típicos abetos de navidad y el aire es más puro y fresco si cabe por estar a más altura. Llegamos al hostel más especial que hemos estado nunca ya que se encontraba enclavado dentro de un parque nacional con un lago incluido. En este lugar pasamos dos días estupendos dando paseos por los senderos por los que se indicaban rutas circulares por el parque y que bordean el lago Upper. Nos pareció muy bonito y tranquilo con naturaleza y paisajes que recuerdan a las escenas de Juego de Tronos.

Y como siempre llega el último día de nuestro viaje. Teníamos que devolver el coche en Dublín antes de coger el vuelo, y de camino nos pillaba de paso una cascada conocida como Powerscourt. Dimos unas pocas vueltas perdidos por caminos muy estrechos para llegar hasta ella pero finalmente la encontramos. Para nuestra sorpresa tuvimos que pagar entrada, parecía estar en una propiedad privada. No hay nada más que ver que la cascada pero solo por la foto nos valió la pena. Devolvimos el coche y nos dimos cuenta de que se nos se nos hacía extraño pensar en conducir por la derecha cuando llegásemos a España. Nos fuimos de Irlanda con muy buenas sensaciones y concepto del país. Gente noble, pacífica y sencilla, pero nosotros no podríamos vivir allí sin ver el Sol en todo el año, nacimoms en el Mediterráneo...

2 comentarios:

  1. Hola.
    Muy buen viaje. Gracias por este artículo que nos transporta al mundo de verdor y calma usted.
    Gracias :)

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  2. Un lugar muy original, me encanta mucho, pero todavía me sabe un montón de otros lugares más maravillosos que sí.
    muy pronto y muchas gracias

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